
Podemos ver la guerra en los ojos de un niño, no solamente en sus fotografías, sino en las imágenes que ellos representan. En sus dibujos, vemos el dolor, pero también la esperanza, vemos la tragedia, pero también el cariño, el deseo de un mundo mejor, y en muchas ocasiones deseosos de poder escribir, por fin, la palabra PAZ.


Dejemos que hablen los niños, miremos la obra de los adultos y sintámonos avergonzados. Nunca es tarde para rectificar, nunca es tarde…salvo cuando la mirada de un niño se mancha, turbia, por el llanto y por el dolor, por el abandono, la separación, el exilio...
Luchemos, sí. Luchemos por que los niños no sean nunca más “carne de cañón”, por que no sean las víctimas de guerras que no han provocado, para que todos sepamos preservarlos de ese trance, de esa miseria de los seres humanos.
Para que nunca más veamos en una fotografía de guerra la mirada de un niño.
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1 comentario:
Ciertamente, los ojos de un niño no pueden nunca dejar de expresar todo lo que sienten. Los ojos de un niño no mienten.
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